domingo, 21 de febrero de 2016

Cartas desde Asia - Primeras impresiones y Ko Phi Phi Island, Tailandia

-Nicolás está aún en Bangkok, retenido sin poder viajar de vuelta a casa - le contaba a Marta y a Eleni, que miraban incrédulas.
-Jamás me imaginé ese final - dijo Marta con cara de asombro y no aguantando la risa, luego de las anécdotas de un viaje exótico lleno de aventuras y desventuras.
-Está haciendo los trámites para volverse.

Un desvío del destino hizo que disfrutáramos un viaje con experiencias y aprendizajes imborrables, con un pasaporte de emergencia generador de problemas que los cónsules no conocían. La idea era ir a un casamiento en India al que nunca llegamos. Una moto, médicos, policías, migraciones y platos sin carne se interpusieron en el camino. Pero vayamos desde el principio. Les voy a mostrar las cartas que escribí en viaje.


Primeras impresiones de Asia - Ko Phi Phi Island

Ko Phi Phi, Tailandia.
Estamos volviendo en barco a Krabi, pasamos divino. Ko Phi phi es una isla Paradisíaca con mayúscula: paisajes hermosos, calor de sauna, agua cristalina, vegetación tropical, locales con luces y mesitas en la playa y tiendas vendiendo de todo. Allí está Maya Bay, donde se filmó la película “La Playa”, con Leonardo Di Caprio. Y en la película no se ve ni la mitad de lo impactante de las bahías en combinaciones turquesas, corales y peces de colores estridentes. Lo malo es que hoy es un destino saturado de gente. Nos encontramos personas amorosas, y otras cansadas del turismo loco y ruidoso que se agolpa en sus calles como zombies, que explotan enfiestados el lugar en sus vacaciones.

Una mujer que me llamó la atención es Lily, la dueña del bote con la que paseamos ayer, le dijo a Nico que era el tipo más cálido que había conocido, y nos ayudó a conseguir pasajes más baratos para Malasia. Ella es admirable, una mujer que lleva su negocio con mucho entusiasmo y energía, habla con todo el mundo, cinco idiomas, se hizo una clientela grande de Israel y preguntan por ella. Le dije que quería aprender de ella para hacer negocios por su proceder: se hace amiga de los clientes, es divertidísima, cuenta historias, te dice para tomar algo, cenar y te ayuda en todo lo que puede, diseña una experiencia completa muy buena y cuando vos la disfrutaste tanto, te cobra al final, cuando ya sentís que es tu amiga. Hasta nos hizo alimentar a los monos de la Isla y los peces!



Por otro lado, el dueño de la posada es un mala onda, cínico e irrespetuoso, se ríe de los turistas y nos dice algo en Thai que estoy segura de que no es nada bueno. Le hice lo mismo una vez pero con un "la concha de tu madre" con una sonrisa simpática. El único que aguantó la risa fue Nicolás así que nadie entendió.

Me encontré con un uruguayo, un brasilero y un argentino en la posada, y nos invitaron a la junta de latinos del hostal. En este lado del mundo encontrar a latinos es como encontrar a los amigos de la Universidad, y encontrar a un uruguayo es como un hermano, y a un argentino también! Jaja, es que somos tan iguales viéndolo en una perspectiva mundial (esto es sólo entre nosotros, no comentar con argentinos). Una pequeña diferencia que vi es que los argentinos tienen comportamiento de manada: viajan juntos, juegan al fútbol, se meten al agua juntos, caminan en grupo anunciándose a los demás con un escándalo.

Tailandeses, birmanos, musulmanes, judíos, europeos, brasileros, hijabs, quipás, chinitas con cara pintada de blanco, con shorts y musculosas, todos en el mismo bote. Los niños juegan juntos y le hablan a los turistas en su idioma. Recién estuve conversando con un chiquito musulmán, el no entiende inglés, menos español, pero nos comunicamos bien y el chico vuelve a cada rato. Me mostró un video musical y me dejó el celular de su madre para salir a jugar, que luego tuve que devolverle a ella.

Aeropuerto de Bangkok, Tailandia.
Me pregunto cuándo perdimos esta capacidad de confiar y entablar comunicación con cualquiera, sin miedos, sin intereses, sin barreras. Al final los adultos de todos las culturas nos sonreímos y rompemos el hielo porque los niños inician una comunicación espontánea, si no fuera por ellos, cada uno está inmerso en su mundo.

De Asia la primera impresión que tuvimos fue de multitud, filas interminables, cantidades en masa de productos para vender, caos, y iPhone 6! Hasta los monjes tienen el suyo! Sí, esos que andan pelados y sólo visten una túnica. Le pedí a uno para sacarme una foto con ellos.
Imagínense el aeropuerto de Hong Kong, 350 puertas!!! Estuvimos media hora caminando para tomar el próximo avión. Bangkok es más grande y caótico aún.

Saben, Uruguay ya no es tan desconocido por estos lados, todos parecen conocer a Luis Suárez: los muchachos que conducían el bote dijeron “Suárez” e hicieron ademán de morder cuando les mencioné que soy de Uruguay.

Bueno queridos, el barco recién llegó a Krabi. Hasta ahora marcha todo divino, sólo tuve un pequeño percance: llegué con una pequeña infección y Nicolás tiene el pie con unos cortes.

Se vienen más aventuras que les iré contando.