sábado, 25 de abril de 2015

Viajeros: el sueño como ADN


Es un personaje un poco extraño visto desde los ojos de un local tradicional. Se ven más características diferentes que comunes de esta raza, con variedad casi infinita de personajes, de distintos colores, edades, continentes, profesiones... con algunas características en común:



El viajero trabajador "a puro lomo". Se ve mucho en los países que reciben viajeros mediante visas "Work and travel" o similar, que trabajan en fábricas, mozos, servicio al cliente, o en el campo. Una vez en el lugar, arranca la carrera todos de la misma linea y ya casi no diferenciás su origen social. Todos esforzándose por igual. Una fábrica puede tener limpiando sus pisos a abogados o un campo con "pickeros" contadores. Hay gente que suspende la carrera, o que ha tomado el viaje como un cambio de aire debido a sus malos hábitos en el país de origen.
Hablando de origen, los europeos son los que mas tienen instaurado el concepto de viajar, encontrás a miles en todas partes. A los 27 años han vivido en EEUU, Australia, Suiza y Nueva Zelanda, y más. Algunos tienen hermanos en Nueva Zelanda, en Inglaterra y en Canadá. Por lo general los europeos son mas jóvenes al empezar sus viajes.
Asiáticos y Latinos marcan presencia. A la voz de "yo a Argentina no vuelvo más", cuentan sus planes de viajar por 10 años, o gente que dice que después se va a Australia, después China y así, que piensa terminar en 5 años. Son muchos, cada vez más. 

También están los que viajan por unos meses, o los que no dudan en volver cuando le mandan un mail del trabajo.
Es muy interesante ver la alta la taza de cumplimientos de estos objetivos dentro de esta "raza".

Hay varias maneras de encarar el viaje:

Está en un extremo el viajero que brinda. Trabaja para tomar todos los días su cerveza y se lo ve bastante pasivo, solo motivado por tomar y salir de noche a gastarse todo el sueldo.

En el otro extremo está el viajero del minuto = dólar. Le saca la movida al aparato de marcar en la fábrica de manera de marcar y 23 para que le paguen como que trabajó hasta y media y cuida cada dólar como si fuera oro. Estos últimos por lo general quieren ahorrar para después viajar.

El viajero social. Es el mas soñador pero sigue siendo conservador. Es capaz de meterse en cualquier asentamiento, parroquia, organización, con un sol que parte la tierra, peligros, y hablar con empresas, vecinos, el-que-se-le-cruce, para conseguir brazos y dinero para apoyar a personas desfavorecidas. Dios le regaló mucha energía condensada para que mueva un cambio en el mundo. Vi

da e intensidad conforman su alma, son líderes, preocupados por temas mas allá de su comodidad inmediata. Su mirada tiene un brillo sabio, es maduro, difícil verlo quejarse por el día a día.


El viajero emprendesario. Su empresa es como si fuera su hija, busca vivir independiente, igual de soñador, y enérgico que su par anterior. Los límites entre el trabajo y el disfrute personal son bien borrosos: trabaja en cualquier momento sin darse cuenta porque ama lo q hace y es parte de su diversión. Aprovecha los eventos sociales de los fines de semana para hablar con gente interesante que le dé un buen consejo, o información. Puede haber caminado por muchos lugares, turísticos o no, pero no se pudo tomar mas de 10 días de vacaciones en el año, pegados a los findes y en distintos lugares. Si dura mas de 2 años, tiene en su haber un MBA practico (que ha pagado con porrazos, negativas, privaciones, ademas de dinero y falta del mismo).

Ambos han conversado con empresarios, lideres y personas destacadas de todos los paises, con el motivo de pedirles apoyo, o venderles su proyecto. Son una enciclopedia viviente. La vida es una aventura llena de vallas para saltar.



Pensándolo un poco, capaz que no esta del todo bien llamarlo raza, no tienen casi elementos en común entre ellos, solo el hecho de ir atrás de un sueño sin medir consecuencias. Pedazo de distintivo.


Aportes de Mauro Senatore, de su experiencia viajera en Nueva Zelanda.

sábado, 11 de abril de 2015

Lluvias de abril

Atardeceres mansos,
Recogimiento de los vestigios veraniegos,
Pinceladas de otoño.
La brisa acaricia con su cadencia dorada
del atardecer y hojas caducas.
Un mate, una charla
Miradas, sin tiempo,
pasos cansinos,
nostalgia en clave sureña.
Calma deliciosa.