domingo, 28 de abril de 2013

Otoño

Atardecer, 27 de abril, Las Toscas, Uruguay.
 
Atardece en tu playa de inspiración impresionista, nubes tornasoladas en degradé de viento,
tus dunas verdes y árboles pincelan tu costa de tranquilidad perenne.
La euforia de verano yace en tu infinidad océanica lejos de las orillas,
nos regalas brisas veraniegas, camufladas en tus dorados frescos de otoño.
 
El horizonte cincelado celeste y naranja, reposa en tu mar pacífico,
acaricia tus arenas finas bordadas con huellas de pescadores,
tus caminantes respiran tu inmensidad natural,
observan el sol sin tiempo, de espaldas a las olas y mecidos por la brisa, 
esperando el fin de la narrativa otoñal rioplatense.
Las gaviotas decoran tu atardecer en pausa, gotas marinas y pies descalzos
se apresuran a salir del paisaje antes que los desampares de tu calidez.
 
 

miércoles, 10 de abril de 2013

Encantos escondidos


El sombrero "vueltiao", un clásico de la costa que protege del sol. Barranquilla, Colombia.

El ama su Barranquilla. Cada rincón de su ciudad es único, y él disfruta mostrándolo.
El Castillo de Salgar es el reino de su capital del Atlántico, con sus vivencias de novela. Está levantado en arquitectura iluminada de semiarcos de bienvenida para degustar un buen plato y la belleza del mar infinito.
Punta Roca, extensa y arenosa, se impone ante el mar embravecido, es el lugar perfecto para pasar una noche única con amigos, a la luz de la luna, con música, conversaciones y bailes abrazados por el viento intenso.
Y su rincón, un pequeño techo de paja con cuatro palos, al lado de la carretera de Puerto Colombia. Dos árboles le señalan el camino. Allí se sienta a meditar sobre el rumbo de su vida.
 
Lugares encantados que hacen que la ciudad costeña sea la mejor ante su corazón. El ama a su Barranquilla, porque la hace suya.

miércoles, 3 de abril de 2013

De película

A que si se fuerza el ridículo nunca sale tan bien. Mejor dejarlo seguir.
Foto: Lucía Lin.

-Una película pinta genial - dice una uruguaya a una chilena, después de un día de turistas rurales. El plan de improviso es el cine del mall Costanera, sin baño ni producción mediante. 
Camino al centro de la fila, la chilena tropieza entre butacas apretadas y pop saltarín. La uruguaya vuelca su matera. Aún no se han sentado y ya son el centro de los ojos nocturnos. 
Me están haciendo una joda para la TV, pensó seguramente la joven asombrada por el bulto volador no identificado que le cayó encima.
 
-Disculpame - le pide la uruguaya a la joven, intentando no reirse.
 
Sorteando la avería, las mujeres se sientan a mirar el trailer... ¿o son los créditos?
 
-Está lleno de niños - dice la chilena, mirando con curiosidad...
 
-Permiso, permiso - las amigas se paran de nuevo en equilibrio entre rodillas imperantes, y risas no disimuladas en la oscuridad cinéfila. Ana Karenina las esperaba en la otra sala.
La película pintaba genial. Con su glamour de turistas campesinas, terminaron la noche en conversaciones random, en el Hard Rock del Costanera entre jóvenes maquilladas, hombres perfumados y diversión civilizada.