martes, 14 de julio de 2009

Aprender


Un montón de niños estaban alborotados a su alrededor. Apenas entendían cuando hablaba otro idioma, pero esto los divertía. Y lo respetaban. Steve se sentaba en un pilote de madera y los niños lo hacían en el piso y pedían que dijera una palabra en un determinado idioma. Inglés, portugués, español (con un acento raro) y chino. Miraban con ojos ingenuos y desconfiados a la vez, y saltaban como si tuvieran un resorte en el traste cuando escuchaban una palabra bien familiar, en un habla totalmente diferente.

Steve no pudo visitarlos nuevamente, pero les envió una cartita a cada uno de los niños de la familia a la que le construyó la vivienda. Con algunas palabras extranjeras y con un cepillo de dientes para cada uno, para después de las golosinas.

Juventud



Claudio, director social de Un Techo para mi País en América Latina, insistía que este proyecto de integrar a la sociedad para mejorar la situación de pobreza, lo tenemos que llevar adelante los jóvenes.
-¿Por qué? Somos inexperientes.
-Porque somos los únicos que nos vestimos igual para recibir a un diplomático que para ver a los vecinos del asentamiento; los tratamos de "vos" a ambos y somos creíbles. Esa es la llave.