martes, 10 de marzo de 2009

Construir


Ella sabía lo difícil que es construir juntos, partiendo de un terreno a medio pagar. Sobre todo cuando se tiene 19 años, un hijo que amamantar y sin empleo. Por eso cuando abrió a puerta de su "casa" (lo remarcó varias veces), Luján lloraba. Lloraba y miraba a su hijo, hablaba de su esposo que no estaba, pero "vio lo enorme que es el piso". Lloraba y abrazaba a su madre. Porque ahora podía empezar un vida en una "casa propia". Nos abrazó. Y nos invitó a volver para que conozcamos a su esposo.
Esa noche iban a dormir en un colchón para estrenar su casa. Facu gorgojeaba de alegría y miraba preocupado la cara de su madre. Pedía upa, quería reventar los globos que colgaban del techo, y recostaba somnoliento su cabeza al "aupador" de turno. Apretó la cintita azul y blanca y cerró los ojos. El murmullo que hacíamos no parecía molestarle.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tienes el don de tocar la fibra sensible del lector,como se dice "llegar"y recordarnos siempre que están ahí,desposeídos por la sociedad...cbg

Anónimo dijo...

tienes el don de tocar la fibra sensible del lector, como se dice"llegar"y recordarnos siempre que estan ahi, desposeidos por la sociedad...cbg